Los que me conocen bien saben que en casi todos los cortometrajes que he dirigido hasta la fecha, he partido de mí mismo para moldear un material que acaba convirtiéndose en ficción, pero que en ocasiones deja detrás una estela bastante visible de mi personalidad. Llamadlo ego, afán de protagonismo, o imprudencia narrativa, pero para mí hacer cine es una especie de terapia, y me ayuda mucho como bálsamo para aprender y evolucionar como ser humano.
Seguramente mi psicóloga no estará de acuerdo con el ejercicio que me he propuesto hacer a partir del año 2012, pero he decidido rescatar una idea que tuve hace un tiempo. No sé si es ficción, documental, ensayo, o una mezcla de todas ellas, pero tengo muchas ganas de tener tiempo (y una Canon 600D) para empezar a rodar material y devanarme los sesos intentando darle sentido a la que sería la historia más personal que jamás podré rodar. Lo que sí tengo ya es una primera estructura, un título provisional (Autobiofilmografía a los 30), y unas cuantas reglas que cumplir.
Como anticipo, os dejo una escena que quiero recrear el verano que viene. Pertenece a Conan el bárbaro, una de las películas que más veces vi durante mi infancia.
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La playa ya la tengo, porque es la de mi pueblo. La espada habrá que hacerla de cartón. Y los músculos… Bueno, vale, va a ser una parodia más que una recreación. Pero esta escena tiene en estos días mucho significado para mí, así que no os lo toméis a coña, que esto es serio.
Escribo esto de madrugada, horas antes de tomar un vuelo Madrid-Almería, donde me espera una Nochebuena diferente a todas las que he vivido. Voy a enfrentarme a fantasmas del pasado, y no tengo miedo. Llevo conmigo un leit motiv que le copio a una amiga: Glory to the braves (Gloria a los valientes).
Y me acuerdo también de Postales desde la Luna, el próximo cortometraje de mi amigo Juan Francisco Viruega. He perdido la cuenta de las veces que he visto el tráiler, porque describe perfectamente la situación que vivo cuando vuelvo a Almería, y especialmente la que estoy viviendo estos últimos meses. Sin haber estado en el rodaje, y únicamente habiendo leído versiones previas del guión, siento esta historia como si la hubiese escrito yo mismo.
Y por eso os quiero invitar a que hagáis posible que se concluya su post-producción, ya que aún falta algo de dinero y se encuentra en fase de recaudación dentro de la plataforma de crowdfunding Lánzanos.
Y concluyo este post personalizando la famosa frase que William Wallace pronuncia en Braveheart: «puede que nos quiten la vida, ¡pero jamás nos quitarán las ganas de rodar!».
Mucha suerte en tu nuevo proyecto. Y bienbenido a nuestro pueblo!
Se me ha escapao una «b» muy, muy fea. Perdón.
La madre que te parió Paco, qué arte tienessssssssssss. Besos.